lunes, 9 de enero de 2012

Mis queridas rebajas

Supongo que es ineludible dedicar unas líneas estas fechas al tema de las rebajas, si bien es verdad que ya no es como antes y que existen descuentos promocionales en un sinfín de tiendas antes de las rebajas de enero. Cuando pienso en descuentos, mi cabeza inevitablemente se dirige a los llamados Outlet, y, en concreto, a los Outlet de Estados Unidos. Alguien que se precie de comprar artículos con descuento no puede dejar de probar la experiencia de un día de compras en un Outlet norteamericano....

Os diré que la primera vez que estuve en uno de ellos, cuán ilusa e inexperta no sería yo, que pensé que en unas dos o tres horas habría terminado de dar un repaso a las tiendas principales...pues no... cuando llegas al mostrador de bienvenida a solicitar un librito con descuentos varios en las tiendas que vas a “visitar” a continuación (de lo cual, además, te sientes particularmente orgullosa, pues antes de ir has hecho los deberes y has leído en Internet que existe el mencionado librito de cupones extra) te dan un plano del recorrido, y cuál no es tu sorpresa cuando ves que hay 180 tiendas... Un rápido cálculo, y sabes que si vas a estar dos horas, tienes poco más de medio minuto por tienda, pero si estás tres, la cosa mejora y se va ya al minuto por tienda.... Respiras, te dices que no debe entrarte el pánico, y piensas que qué puede haber mejor que pasar un completo día de tiendas: si consigues engañar a tu marido (los hombres se resisten a este tipo de retos, hemos de admitirlo) estamos ya en ocho horas, con lo que la cosa sigue mejorando por momentos y estamos ya en más de dos minutos y medio por tienda...eso sí, nada de ir al baño salvo emergencia y nada de comer salvo desmayo, que eso lo puedes hacer más tarde, y nada de beber, pues eso te haría tener que ir al baño, lo cual es primordial evitar. Además, si eliminas ciertas tiendas que no son de tu preferencia, imaginemos que lo sean el 70% de las tiendas totales, pues estamos ya casi llegando a los cuatro minutos por tienda, todo un lujo.... Total, que sales de la oficina de bienvenida con tus zapatillas cómodas, tus tarjetas en posición tipo las pistolas del lejano oeste, el plano en una mano y los cupones de descuentos en la otra, y llevas a tu marido a tu vera con una cara de pocos amigos que no deja lugar a dudas de que está más que encantado de pasar un día sentándose en los bancos de fuera de las tiendas mientras que tú pasas los casi cuatro minutos de media en las tiendas en cuestión.... en definitiva, que el día y la experiencia se presentan fabulosas...

Y llega la primera tienda, un rápido vistazo, y nada de interés: genial, ahorro un par de minutos y en la siguiente tengo casi seis minutos!!! En la siguiente tienda, tampoco nada de interés: estupendo, eso hace por lo menos nueve minutos para la tercera de las tiendas (lo de estudiar ciencias es muy útil, ya veis).... Entras en la tercera y aquí sabes que hay “chicha”: ya lo ves con sólo entrar y otear el horizonte... piensas, calma, que aquí hay casi nueve minutos.... coges varias cosas, vas a la caja, y entonces es cuando te entra el pánico: le dices a la dependienta en tu mejor inglés y con todo el orgullo que sientes de haberte enterado de antemano de los descuentos extra que posees un librito de descuentos para las compras del día (ya veis que uso el verbo poseer para enfatizar la cosa...); ella te mira, sonríe y te pregunta que cuál de los cupones deseas utilizar... ¿qué? ¿cómo? ¿qué hay varios cupones por tienda? Descubres además con horror que los cupones en cuestión son acumulativos, así que te apartas a un lado y ahí viene lo del pánico, cuando descubres que uno de los cupones te da derecho a un 20% extra de descuento si gastas más de 110 dólares, que otro te hace un 50% pero si compras tres prendas de la colección “Paradise” del año 1970 y que otro te da la friolera del 60% de descuento extra si compras tres prendas iguales, eso sí, que pueden variar en talla y color. Aggghhhhh!!! Decides que lo que llevabas inocentemente en los brazos es la peor de las adquisiciones que puedes hacer, desde el punto de vista financiero, claro está, y que sin duda te interesa adquirir tres conjuntos muy monos iguales para montar a caballo y además de la colección Paradise del año 1970, con lo que el descuento es impresionante ... vamos, que casi la dependienta te tiene que devolver unos dólares en la caja.... el único pequeño detalle es que no montas a caballo (pero siempre puedes empezar, ¿no? y más aún con ese modelito tan mono.... bueno, y a los otros dos ya les sacarás partido... total por lo que te han costado al final...y, ¿acaso no es cierto que la moda vuelve? pues seguro que lo de 1970 estará pronto más de moda que nunca). Tras la ingeniería financiera (ya me gustaría a mí ver a muchos de los de Harvard pasando un día en las rebajas con un taco de cupones de descuento), te aproximas a la cuarta tienda, pero entre unas cosas y otras has tardado como treinta minutos en la tercera (Oh, my God!).... no pasa nada, te dices.... seguro que la cuarta no tiene nada de valor... pues resulta que SÍ!!!.... y no sólo eso, sino que en ésta acabas comprándote cinco pares de botas tipo militar del mismo número (que te va un poco pequeño, pero encoges los deditos del pie y total, qué va a pasarte), porque eran baratas, pero baratas, baratas... En resumen, después de la ingeniería financiera, de comprar las botas, coger las bolsas, pagar y demás, llevas una hora y cuatro tiendas: balance desastroso!!!! Por otro lado, os podéis hacer una idea de lo que es llevar semejantes compras de conjuntos de equitación y botas militares en varias bolsas, gigantescas todas ellas: siempre podrías recurrir a tu marido para que te ayude, pero cada vez que te ve salir con las bolsas de una tienda, su cara empieza a cambiar de color, así que piensas que mejor no se lo pides.... ¿Y si vuelves al coche, dejas las bolsas y continúas más tranquilamente? Buena idea.... El único inconveniente es que no te das cuenta de que las distancias en USA no son como en Europa, y aunque llevas zapatillas (nada monas, pero prácticas, que la ocasión lo requiere), consigues regresar pasada media hora (treinta largos minutos; al garete tus cuentas iniciales) sudando, histérica, y con tu marido al lado cabreado como un mono... No pasa nada, te dices, sólo llevas una hora y cuatro tiendas, pasas las siguientes más rápidamente, y ya está... Comienza nuevamente la carrera (desde luego, no puedo entender que las americanas estén gordas, porque con este trajín de los Outlet, es imposible!!), nuevas compras, más cupones, y cuál no es tu sorpresa cuando, al cabo de tres horas, varias bolsas de carga con artículos que muy improbablemente usarás jamás, nervios a flor de piel, sólo diez tiendas (eso hace que te queden menos de dos minutos por tienda, horroooorrr!!!!), aguantando ir al servicio (para lo cual vas prácticamente al borde de la deshidratación), resulta que no ves a tu marido...y lo peor no es que haya desaparecido, no, que en esos momentos una tiene que pensar con calma y tiene que tener sangre fría, sino que lleva las llaves del coche, más aún, sabe DÓNDE está el coche (cosa de la cual tú no tienes NI idea), y además le ibas a pedir que te llevase alguna bolsa.... Al cabo de un rato que se te hace eterno, aparece por una de las tiendas, con los ojos inyectados en sangre, sudando, y te pide que le dejes el librito de cupones y que traduzcas (por aquello de que a él eso del inglés, como que no) los trámites para la adquisición de tres pares de zapatos de montaña del número 45 en Europa y cinco corbatas, que ha creído entender a la de la tienda que con esa compra le dan de regalo un casco para moto.... Y entonces ya no sabes si lo que más te mosquea de la situación es que él nunca lleve corbata al trabajo, que su número sea como mucho el 42 en Europa, que no tenga ni moto ni carné de moto, que te haga traducir la conversación o que se haya convertido a eso de las compras compulsivas....No, quizás lo peor de todo es que calculas que, para cuando acabes la compra, llevarás ya cuatro horas en el Outlet, sólo habrás recorrido 10 tiendas (once si cuentas la última de tu marido), te quedarán menos de un minuto y medio por tienda, y encima el contenido de tu compra serán varios equipos de equitación de 1970, botas militares de un número pequeño, unos vestidos de fiesta que si consigues perder de aquí a los próximos meses unos ocho kilos te quedarán de fábula, habrás estado al borde del colapso y la deshidratación, no podrás aguantar más la orina y tendrás la vejiga hinchada como un globo, habrás estado a punto de una ruptura matrimonial y habrás visto la transformación de tu marido en un Jekyll asesino y ávido de compras y rebajas, y todo eso sin contar, claro está, el magnífico casco para una moto inexistente o los vales para un Spa que te regalaron en otra de las tiendas, que caducan en dos meses cuando tú, a Dios gracias, ya estarás de vuelva en España, tras tu magnífica experiencia en las rebajas norteamericanas.... en fin, que yo no veo el momento de regresar!!!

3 comentarios:

  1. jajajajajaja
    ¡Te juro que nunca me he reído tanto leyendo una entrada en un blog!¡Me ha encantado!
    Además ahora me siento menos culpable de haber comprado la misma camisa de zara el primer día de rebajas en tres tallas distintas porque a medida que avanzaba en mi "ruta de zaras" iba encontrando tallas que se aproximaban más a la mia.

    ahora voy a imprimir tu entrada, enmarcarla y colgarla en el cabecero de mi cuarto para cuando tenga un día choff.

    un beso y ¿cuándo vamos de rebajas?jajajaja

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  2. Pero que sorpresa!!!!

    Que manera de empezar el año, ENHORABUENA bloggera ;-)

    Te pondré en "mis favoritos" junto a Paula, Vicky y Eugenia.... jajajajajajj

    Me encanta la dosis de humor... GRACIAAASSS por hacernos reir :-)

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  3. Enhorabuena mariquita-yellowladybird. No dejes de contar historias tan divertidas! Voy a ser una fiel seguidora.

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