jueves, 30 de enero de 2014

Riquezas

Hoy he leído un pequeño artículo publicado por Ángeles Caso en La Vanguardia, titulado algo así como “Necesito poco, y lo poco que necesito, lo necesito poco”... Con sinceridad, me ha hecho reflexionar. Y mucho.

Es curioso el modo en el que el día a día nos envuelve, nos ciega, nos lleva de un sitio para otro, casi sin dejarnos siquiera el tiempo necesario para pensar. Y puede que todo esto sea intencionado para mantener el equilibrio de algunos frente a otros, que hayamos creado una sociedad en la que todo vale, pero nada vale en realidad: nos ciega el consumo, lo que tenemos, el creer que un mejor coche, un mejor piso o vestir con ropas más caras nos hará superiores a los que nos rodean. Y, ¿por qué negarlo? La mayoría nos sentimos vencedores cuando esto ocurre; en una palabra, sentimos que tenemos éxito. Sin embargo, si te paras a pensar durante un momento, te das cuenta de que eso que tanto crees que vale, realmente no vale nada. Aquello que no se materializa, que nos da pequeños momentos de felicidad es lo más valioso que podemos haber tenido, aquello que nada ni nadie nos puede quitar, pues pasó a formar parte inherente de nosotros.

Como siempre ha dicho mi padre, “no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita”...

¿Será que me hago mayor?

jueves, 23 de enero de 2014

Sport

Las publicaciones en este blog comienzan a parecerse a mi estado de ánimo, vienen y van como el Guadiana... En fin, sea como sea, el haber recuperado mi estado de ánimo ha traído también algo de buen humor, y la conversación que he tenido hace un rato me ha hecho sonreír, reflexionar y de pronto me he dado cuenta de que me apetecía escribir sobre ella en el blog, así que aquí va.

Ciertamente no me considero una persona deportista, más bien soy todo lo contrario, y esquivo en la medida de lo posible todo lo que sea deporte: digamos que mis habilidades no pasan por ahí, y soy bastante, pero que bastante patosa. Muy patosa... En fin, hoy he coincidido para la comida (a las doce del mediodía, como está mandao en tierras suizas, y que conste que es tarde, pues muchos van a las once y media de la mañana, pero a mí aún me queda algo de la honrilla nacional) con una nueva compañera que es alemana. Pues bien, durante la típica conversación de todo y de nada, me ha preguntado si me gustaba el deporte y si practicaba alguno: “ejem... pues golf (cara de shock de la teutona), dos clases de esquí (más cara de shock) y, por supuesto, yoga (y aquí la teutona que casi se atraganta)”.

Su cara de shock y la falta de habla me han hecho pensar que, obviamente, no consideraba mis experiencias “deportivas” demasiado “atractivas”... Por educación (de ésa que a los españoles nos enseñan tanto, y que sorprende en tierras extranjeras) yo he preguntado qué deportes practicaba ella: “poca cosa (va y contesta), pesas, esqui “normal” y de campo a través (primera vez que me entero de que hay más de un tipo de esquí, ya me vale), montañismo y escalada”. Mamma mia, qué poca cosa, es cierto… Yo estaría avergonzada de tan poca cosa también (si fuera alemana, claro). “!Ah!” (me dice). “Bueno, eso y natación, claro, como tú”. “Pues no, como yo no” (contesto). “Para mí la piscina significa refrescarme en el agua, salir y tomar el sol, pero nadar, lo que se dice nadar... Pues no”. Y más cara de shock después, claro está. En definitiva, que yo no entiendo a estos alemanes. Voy a buscar en internet la “poca cosa” que hará Merkel y os la cuento en un próximo post... Anda que ....